8 de marzo de 2014

Hoy quiero hablar de las despedidas.

Como ya dije al principio, las despedidas es algo que siempre he odiado: a pesar de tener lejos a mi pareja es algo a lo que nunca acabas de acostumbrarte, incluso parece que cada vez me da más por el culopereza.

No quería despedidas, intenté dejarlo claro…pero parece ser que no me hice entender! Jajaja

Fue difícil vivir el bautizo de mi sobrino sabiendo que iba a ser la última vez en unos meses...

Fue difícil tener que despedirme de la gente en Zaragoza… (y emocionante a la vez poder juntarnos todas POR FIN!!).

Fue duro pensar cada día “esta será la última vez que…”: la última comida, la última cena, el último día que dormí en mi cama…

Fue duro esperar a que llegara el tren viendo a la mami y a la María diciéndome adiós con la mano en la estación…

Fue duro también llegar a Barcelona sabiendo que sería la última vez en meses…

Pero, a pesar de no querer…me dio mucha energía la despedida sorpresa: ver cómo lo “planeabais” todo sobre la marcha durante toda la tarde esperando que no me diera cuenta, seguirle el rollo al Dani con sus mierda-escusas, esperar hasta las 23 aun muriéndome de hambre (suerte que lo sabía… si no sabéis que a mí de casa no me mueve nadie! Jajaja), llegar tarde (como siempre), ir acercándome al restaurante (después de perdernos, claro :P) y empezar a veros tapándoos la cara con la carta… pero que amigos más buenos que tengo!

La verdad es que me dio mucha fuerza para seguir y más ganas aún de venir. 
GRACIAS!




Os guardo un rincón importante en mi nueva casa… :)



Y bien sabéis que el título del blog también va por vosotros, asi que…


…nos vemos en Holanda, queridos!

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