4 de junio de 2014

El viernes quedamos Diana y yo en Amsterdam para ir a Alkmaar. Es un pueblo muy conocido por su mercado de quesos, que realizan cada viernes (según me han explicado estos holandesitos, Gouda es el pueblo conocido por el queso para los extranjeros, pero dentro del país, el que tiene mejor fama es el de Alkmaar).

No es un pueblo muy grande, o al menos eso nos pareció, por lo que fuimos de la estación al centro sin ningún problema. La verdad es que me lo esperaba más “tradicional”, más “holandés”, y me sorprendió ver que tiene mucha vida, muchos negocios y bastante tráfico.

Llegamos a la plaza donde se celebra el mercado de los quesos y, como era de esperar, ¡estaba de bote en bote! (eso sí, acabamos en primera fila…jajaja). Había hasta una pantalla gigante, y una chica que explicaba algún detalle sobre el mercado y la tradición quesera (un aplauso para ella, habló sin problema en holandés, inglés, alemán y…¡español!jajaja).

Lo que vino a explicar la moza es que junto con el mercado, se creó un gremio con diferentes oficios dentro del mismo: los ponedores (que ponen los quesos por la mañana prontito…), los lanzadores (que, una vez pesados, se lanzan los quesos y los van colocando en las carretillas para transportarlos a los camiones), el “padre del queso” (que está a la cabeza de los 4 almacenes que forman el gremio) y los porteadores (que son los encargados, de dos en dos, de transportar los quesos hasta la balanza (Waag) para pesarlos.) Y espero no dejarme a ninguno...jajaja.


Dentro del gremio hay cuatro grupos (almacenes), que se diferencian por colores: rojo, verde, azul y amarillo. Cada grupo está formado por 6 portadores de queso.

Total: que llegamos allí y nos encontramos con un “campo” de quesos, unos tíos lanzándose quesos, otros corriendo de un lado a otro con una especie de “camilla” y los quesos encima (¡también daban paseos a turistas!), unos más viejitos con gabardina probándolos con un invento extraño (era como un sacacorchos recto que metían y retorcían en el queso y así sacaban un palito de “muestra”)…








Según explicó la muchacha que todos los idiomas sabía, cada queso pesaba 12 kilos…25 kilos por “camilla”… ¡26000 quesos en la plaza!.

La verdad es que me gustó y me sorprendió muchísimo. Creo que es algo que merece mucho la pena visitar si se viene a Holanda.

Luego dimos una vuelta por alguna callecita y ya hacia la estación...

Yo me quedé en Amsterdam: era el día de Canarias y pequeño poni había quedado con algunos canarios allí para hacer una barbacoa en Vondelpark (un parque muy bonito de Amsterdam). Al final ni barbacoa ni nada, pero pasamos una tarde genial, conocí a gente estupenda y probé la carne con papas típica canaria... ¿Qué más quiero?jajaja.

...nos vemos en Holanda!:)

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