27 de febrero de 2014

A pocas horas de pisar el suelo que será mi casa durante un largo tiempo, y a punto de pasar la última noche en Zaragoza, ha llegado el momento temido...¡LAS MALETAS!
Después de llevar varios días dándole vueltas en la cabeza al tema, por fin esta tarde me he decidido a hacerlas...(y menos mal, llego a esperar un poco más y ¡me voy sin nada!).

Lo primero, según he ido leyendo por otros blogs, sería pensar en el tipo de maleta que vas a llevar. Yo la verdad es que lo tenía bastante claro: como solo tenía de un tipo… ¡pues con ese que me voy! jajaja. 
La maleta que voy a facturar es rígida (aunque, sinceramente, temo por su integridad...), y vacía pesa 4kg; la maleta de cabina es de tela semi-rígida (me ha acompañado ya a un montón de sitios y siempre se ha portado muy bien!) y vacía pesa 3kg.

Sinceramente pensaba que iba a ser más difícil seleccionar entre todo qué es lo que realmente voy a necesitar allí… después de hacer una lista (y consultar 39284979 diferentes en internet sobre qué llevar en una maleta... ¡como si no hubiera hecho una en la vida, vamos!), ir añadiendo sobre la marcha (¡gracias Blanca!:)), pensar si llevarlo en la de mano o en la que voy a facturar, meter las cosas, cerrar y pesar… ¡creo que no hay nada que se quede en tierra!. Así que en este momento puedo decir que mi maleta de 20,700kg (hasta los 23kg que me permitían bien, no? ;)) y yo…¡estamos listas!.


La maleta de mano todavía la tengo sin cerrar…por si acaso encuentro algo superimportanteimprescindibleparalavidaapartirdeahora y me apetece meterlo…aun así, no creo que llegue a los 10kg.

Así que bueno, cosas a parte…así he aprovechado mi último día en casa! 
Mañana me voy a Barcelona…y a partir del sábado por la mañana ya lo podré decir con más razón…
nos vemos en Holanda.

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